Comunidad Nivaĉle

Lhavôj’ôcfi

San José Esteros

Introducción

Antiguamente, las mujeres nivaĉle confeccionaban una gran variedad de elementos con los cuales se valían en la vida cotidiana en sus comunidades. Elaboraban una gran cantidad de adornos y prendas de vestir usadas por ellos, que van desde las pierneras, mallas de protección, tobilleras, pulseras, mantas, faldas, collares, entre otros. Los hombres preparaban las armas que les servían para la guerra o para la cacería, así como sus redes para la pesca. Las mujeres solían fabricar también los juguetes con los cuales jugaban sus hijos.

Los materiales con los cuales confeccionaban estos elementos van desde la madera, el barro, las fibras de caraguatá, plumas, lana, conchas, fibras y vegetales para preparar colorantes, entre otras materias primas.

Entre los elementos para la producción de artículos de utilidad cotidiana, estaban el barro para la elaboración de cerámica de diversas formas y tamaños que les servían para diferentes usos, como para cocinar y guardar la comida, para preparar la chicha, acarrear y almacenar agua y los alimentos. El árbol del algarrobo les brindaba la semilla para preparar la chicha en base al fermento, y también la harina de algarrobo que era un importante alimento, además de la resina de la corteza, que era utilizada como materia para teñir las fibras para los tejidos.

De la fibra de caraguatá elaboraban tejidos para diversos usos, como vestimentas, bolsos de diferentes formas y tamaños, según los objetos a guardad o transportar, como la leña traída del monte, los vegetales y frutos silvestres o los productos de la cosecha de sus chacras. También elaboraban, con la fibra de caraguatá, las hamacas, las redes para pescar y los bolsos para transportar los pescados.

Todos estos elementos se producían para satisfacer las necesidades materiales de los miembros del grupo, como también para usos rituales o como medios de pago o de trueque en los intercambios que practicaban con las comunidades o pueblos indígenas vecinos.

Cuando comenzaron a tener mayor contacto con la población no indígena, los emplearon como intercambio, trueque o venta, pues eran buscados por su valor de uso o con fines ornamentales.

En la actualidad, los elementos que son vendidos por las mujeres nivaĉle como artesanía son i) los bolsos y otras piezas de caraguatá, como fajas, tapices, cintos o hamacas, todos ellos de varios tamaños; ii) diversos artículos ornamentales, como collares, pulseras; iii) piezas hechas de lana como ponchos, bolsos, tapices y jergas; y iv) esculturas hechas con palo santo.

Las piezas de caraguatá y de lana son confeccionadas por mujeres. Las esculturas de palo santo, por los hombres.

En el pasado, cuando los nivaĉle contaban con grandes rebaños de ovejas, obtenían mucha lana, disponían de abundante materia prima para confeccionar prendas de vestir como fajas, ponchos, tapices, mantas, cintos y jergones para las monturas de los caballos, entre otros elementos.

En la actualidad, se elaboran muy pocas piezas de lana, en comparación con los artículos que tejían en el pasado, tanto para el uso propio como para la venta, ya que los nivaĉle al perder sus tierras, perdieron también sus rebaños de ovejas, conservándose solamente unos pocos animales de producción familiar en algunos lugares. Por ello se fue perdiendo en gran medida la línea de trasmisión generacional del tejido en lana en varios lugares.

En los últimos años, sin embargo, se están volviendo a multiplicar los rebaños de ovejas, sobre todo con la introducción de los emprendimientos de ganado menor a nivel comunitario, y las ancianas que han conservado el conocimiento sobre las técnicas de los tejidos tradicionales, están reactivando la transmisión a las mujeres más jóvenes.

Quienes somos

Somos mujeres trabajadoras, artesanas de la comunidad Lhavôj’ôcfi – San José Esteros, pertenecemos al pueblo Nivaĉle y como mujeres de este Pueblo nos denominamos Nivacche. Nuestra comunidad pertenece al distrito de Mariscal Estigarribia del departamento de Boquerón – Chaco Paraguayo. El acceso a nuestra comunidad es a través del Fortín General Díaz. Somos vecinas de la comunidad Fischat – Laguna Escalante.

Antiguamente nuestra comunidad accedía directamente al río Pilcomayo, somos Shichaam Lhavos (gente de aguas abajo). El río fue, históricamente, el sustento espiritual y material de nuestro pueblo. Hemos sido ribereños hasta que perdimos el río Pilcomayo, que es el límite entre Paraguay y Argentina. El cauce que llegaba a nuestra comunidad se secó hace más de 40 años, la pérdida del río produjo impactos negativos, ambientales y sociales, para las comunidades situadas en la cuenca del Pilcomayo. San José Esteros, es una de las comunidades mayormente afectadas, puesto que a consecuencia de la pérdida del río se secaron los grandes humedales, los cauces y las lagunas naturales que antes eran nuestra riqueza. Actualmente, todo está seco, mantenemos una frontera seca con la Argentina, cuando que antiguamente nos separaba el río Pilcomayo. En nuestro caso la pérdida de nuestro río se agudiza más aún porque nuestra comunidad está ubicada en la zona del Chaco seco donde son muy escasas las lluvias.

Como en casi todas las comunidades indígenas del Pilcomayo, son muy pocas las ocasiones de trabajo en nuestra comunidad, por lo que los hombres salen a buscarlo en las estancias cercanas y/o en la Argentina por estar en la frontera con este país. Las mujeres tratamos de contribuir para la alimentación de nuestros hijos con el trabajo en artesanía.

Las religiosas que acompañaban la misión que estaba en nuestra comunidad, nos dieron un apoyo muy importante para la venta de nuestra producción artesanal, pero hace algunos años se retiraron y a partir de ahí perdimos nuestra posibilidad de venta permanente. Actualmente, nuestra única salida es la venta ocasional a personas que llegan a la comunidad y la venta o trueque en la frontera con Argentina, pero se vende muy poco y a bajo precio.

Aunque la mayoría de las mujeres de la comunidad sabemos trabajar en la artesanía tradicional, por las dificultades de venta, en la actualidad, no todas asumimos la artesanía como un trabajo permanente. A pesar de todo, somos constantes y muchas somos las que seguimos realizando nuestro trabajo artesanal como lo hacían antiguamente las mujeres de nuestro pueblo. El trabajo en la artesanía es muy importante para nosotras porque podemos hacerlo sin salir de nuestras casas. Además, nos da la posibilidad de obtener algún ingreso y nos permite seguir con nuestras prácticas tradicionales pudiendo mantener la identidad cultural de nuestro pueblo como mujeres nivaĉle.

Las que nos dedicamos a esta actividad hacemos un buen trabajo, mantenemos las técnicas y diseños de los tejidos como lo hacían nuestras abuelas. Utilizamos fibras de caraguatá y lana de oveja, con diseños artísticos originales que reproducimos y recreamos según la capacidad inventiva e inspiradora de cada artesana. Cada una imprimimos nuestro propio estilo en las formas y diseños de las prendas que vamos elaborando, pero utilizamos siempre los elementos y las técnicas tradicionales.

Con el fin de apoyarnos mutuamente hemos conformado una Comisión de Artesanía en nuestra comunidad, la Comisión de Artesanía de la Comunidad Lhavôj’ôcfi – San José Esteros. Contamos con un Centro comunitario–artesanal donde nos juntamos a elaborar nuestros artículos y a practicar nuestras expresiones culturales, incluyendo las ritualidades con cantos y danzas tradicionales de las mujeres de nuestro pueblo. El objetivo de nuestra comisión es poder mantener y fortalecer nuestras tradiciones y lograr la producción y comercialización conjunta del fruto de nuestro trabajo.

Artesanas

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